En el país de Alicia Abatilli

Aún no lo sé, cambia con el tiempo. Enajenación total, atrapar al otro para llenarnos un poco. Dispersarnos en el nosotros, dejar de ser uno mismo   Buscar proteger al amado, cuando en realidad no somos resguardo. Es ilusión del silencio compartido. Es gritarle a un mundo sordo, mirar tan lejos hasta quedarnos ciegos. Es alumbrarnos con milagros y desolarnos.  Cuando lo vivimos es todo, después es pura nada. Es robarle al otro lo que no encontramos en nosotros e insistir en la búsqueda hasta topar con el fracaso. Nunca estuve más sola que cuando supe amar, porque me alejé de mí, me poblaron secretos, pasión saqueando caminos, desenfrenada. En alguna parte quedará la ternura detenida, doblándose prolija, hasta el próximo. El amor es tan irreal... por eso nos fascina. ¿Y después del amor? ¿Qué hay después del amor? Caricias que no tienen donde caerse muertas. Recuerdos cavando su propia tumba.  Alma que se cierra y se cuelga a destilar  pe

  Hoy tengo uno de “esos días”     Pero te acercas y me convences que en algún lugar,  la palabra más hermosa aún no ha sido pronunciada.  Que si lo miro de soslayo, mi vecino no es tan miserable, quizás un poco pirata, pero alguna virtud debe poseer.  Que el maullar de los gatos es a la luna, por solitarios y nada más. Que la canilla gotea, pero que haga un intento y me acostumbre al ritmo de su gotear. Me convences de su musicalidad…   No es que no puedas moverte, es que deseas quedarte un rato quieta, para no espantar a los gorriones que se acercaron a picotear tu pan.  Y yo con tanto miedo y vos tan viva, curándome las heridas,  cubriendo con flores mis pasos… 

Te esperaba con dragones en las manos por si necesitabas calentar mañanas, pero mi cuerpo  se enfrío junto a ellos. Dejé tu costado de la cama intacto, en el mío, tempestades  arreciando.  La casa  entera parecía esperarte, hasta que se cayó a pedazos, como me estoy cayendo yo.  Hace tiempo que te sé fantasma, Imagen tomada de internet atravesándome…

Es este expirar de la educación, mutilación lenta de la justicia, enfermedad crónica de la salud pública. Ancianidad sin cobijo, niños traídos por subsidios. Ropa vieja que debo remendar, goteras en el alma que no puedo tapar. Perversidad del Estado,  gobierno de alienados.   Pasos con plantillas de cartón, anda el miedo con cuidado. Analfabetos que tapan su ignorancia a cambio de un choripán, para aplaudir no se necesita haber estudiado… Especialistas que no les alcanza para el alquiler. Deportistas que no tienen dónde practicar.  No es momento de culpas, es momento de concientizar. Y de trabajar… Dejar de anhelar haber nacido en otro lugar, un país en el que esta noche nos alcance el pan, y que el pueblo salga de su silencio de sal.

  Estamos en la misma, penas y sonrisas. Siembras esperanzas y crees que mi corazón es tierra fértil. Amaneces visitando mi país, pero jamás te he visto, deseas que te piense. Sé de tu presencia, no temas, veo como tiembla el cielo cuando me lees. Eres como el invierno cuando se tiene un hogar seguro, lugar al que regresamos para no morirnos de frío. Creo que te llamas… no, mejor no imagino tu nombre. Que sea el de cualquier estrella,  o el de ese árbol creciendo sin que yo lo sepa. Si me quedo quieta y miro lejos, me parece verte entre mis sombras. Imagino que sobrevivirás mis letras, permanecerás en ellas. Está bien que así suceda. Eres quien convertirá en auroras mis anochecidos versos, lector desconocido. .