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Pandorgas

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Todo el cielo cubierto de ellas, La nuestra mostraba al Principito, invencible allá muy lejos Despertaban a las nubes en primavera. Mañanas  breves. Paraíso cubierto de risas y un molino que guiaba al viento Nosotros, zambulléndonos en sueños.   

Distinta pero igual

Crees que todo es igual. Hay una aparente calma . Duermes convencida en que mañana despertaras exactamente como hoy. Pero hoy,  correr como antes te cansa el doble. Y prefieres andar descalza a los zapatos de tacón. Pasaste de ser la más divertida a esa pobre tipa que mira seria desde la ventanilla de un colectivo y no hay sonrisa que venza ese rictus de piedra. Crees ser la misma, pero no, los otros te   hacen saber que no es así. Quizás eres una cáscara que camina por hábito, porque es lo único que no has perdido Y está el wasap y  crees  que además de todo lo que dicen que cambiaste, también eres guasa o algo por el estilo. Y para que rompa el silencio, te piden que envíes eseemeeses cada tanto, pero no  es lo tuyo, lo del ese del que hablan.  Nunca te  gustaron los telegramas o enviar postales, porque sentías que limitaban lo que deseabas expresarle al otro; 160 caracteres limitan más tu sentir, tal parece que está de moda  abreviar...     Distinta pero  te miras al es

Membretes

Intentamos darle un nombre, el que sea, para explicarnos ese instante que sucede entre dos relámpagos,   el que buscamos cuando nos hieren de muerte y la aceptación de estar obligados a no darnos por vencidos. Llamar de alguna manera al lugar que alguna vez ocupara alguien que deseamos olvidar, pero no se olvida, vacío que no se puede volver a cargar, cartucho de lapicera que quisiéramos tirar, pero no lo hacemos porque es con el que escribimos lo más importante que hemos escrito. ¿Cómo se le dice al que pudiendo, no quiso, y a quien quiso no pudo? ¿Y a esa carta que sigue ahí, sin ser liberada? Tiempos de comunicación veloz y de carteros mudos. ¿Qué nombre tendrá un amor que no existe pero creemos que sí?    ¿Cuál es el nombre de la ausencia sin ausencia, ese sentirnos incompletos sin necesitar nada? Algo nos estremece, algo que muchos morimos sin saber qué es. Quizás por no poder nombrarlo, seguimos buscándolo. Aunque nos sabemos incapaces de hallar la causa de nuestra mar

Garza

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¿ Qué tengo de parecido con esta garza que se mira en el agua como buscándose?  La búsqueda ¿Puedo anhelar un cielo distinto al suyo, un vuelo más alto que el de ella?                                 Tal vez, cuando sanen mis alas.  

UN ÁNGEL ESCONDIDO

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Esa hora indecible, esa en que la noche viste su negra capa de quietud... Cerca de mí, el Cementerio de la Ciudad en que vivo. Cuando se va el sol, no viene a mí la dicha, la alegría... Hay mucho llanto contenido cerca; mausoleos y figuras de piedra entre paredes de miedo, sin un poeta que pida perdón al Silencio. Mas... un día cualquiera, de lirismo absoluto, llegué al lugar, cargando mis enlutadas certezas. Un campanario, doblaba mis pasos... La puerta cerrada... El viento, exhumando mis dudas y un ciprés gigantesco, que me miraba con desdén. No le temí, lo miré cara a cara, descubrí al hacerlo unas alas, escondidas entre las ramas, que conmovieron mi incredulidad de estatua viva. Y, por un instante, no sé cómo, aquel Ángel de piedra, escondido, bajó de su peana y lloró conmigo.

Ausencia

Como un condenado a muerte, va trazando una raya en la pared de su celda para contar los días que le quedan, así voy sumando los siglos de tu ausencia. Cuando no me quede más lugar para ella rayaré sobre lo rayado, quizás así, logre tacharla,  borrarla... ¿negarla? Lo que sea, pero ya no quiero esta ausencia, es lo mismo que la nada. 

Respondiendo a un comentario realizado en mi última entrada y de mi razón de escribir

 Mi primera reacción fue agradecerle, porque no creo que sea alguien que le gusta herir por herir, sin más… o porque quizás su vuelo es tan alto que al visitar  lugares como los míos, no puede divisarlos, por lo distante que están de su alcance o quizás para no verse reflejado, a veces la identificación duele. Volví a agradecerle, porque me hizo replantear la razón de escribir, de atreverme a publicar hace ya ocho años en este país y contarles a ustedes que me visitan, que quizás gorriones como yo, necesitamos andar en bandadas para poder volar, pero nuestro vuelo es sereno, corto quizás, pero seguro, sin miedos. Así que Miguel, comparto con todos tu comentario que dejaste en mi poesía " Girando "  , agradeciéndote una vez más:      Miguel Angel  García González   dijo...                                                                       "Cuando veo blogs de este estilo me deprimo un poco, la poesia no tiene por qué estar decorada como una receta de cocina! y