Él, no quería escribir, sólo leer. Mas, entre líneas de otro, surgió un bello poema. No era suyo, pero se dijo que era de Nadie. "¿Por qué no plagiarlo?" Ninguno lo reclamará, es imposible. También podrán borrarlo. Que lo hagan. A Nadie no le importa, ya es olvido. Cuando lo firme con su nombre falso, violando el de su creador, será leído, tal vez, por muchos. Nadie, en cambio, jamás se enterará. Condenará al poema, eternamente, a tener un nombre falso, vergonzantemente espurio, a padecer el hambre de los poemas plagiados que, como a veces los humanos, esconden entre la sombras, su filiación y su origen. “En tiempo de miserias, es mejor ser prohijado” se dirá el poema, aunque sea un impostor quien lo haga. Pero, al mismo tiempo, odiará su destino, y luchará por descubrir la verdad, la luz en la que fue engendrado. Al poema de Nadie no le importa dónde respirar. Sólo ansía hacerlo, para t...