El río lava tristezas. Trae duendes que despiertan al murmullo de su corriente diamantina. El río va más allá de tu superficie. Te navega y te habita sin que lo comprendas. Tiene la misma forma que la vida: daga larga, brillante. Serpiente de mil cabezas, que se convierte en simiente cuando te dejas atrapar entre sus brazos que crecen. El río sabe de espacios y de tiempos, sabe de quietud y de movimiento, sabe de nosotros cuando dejamos de serlo… Sabe de búsquedas interminables, de ausencias sin instantes, de visiones sin alcance. ¿Qué tienes río que sólo en vos puedo desahogar mis penas? ¿Será la transparencia en las que acallas tus propios suspiros? ¿Por qué cuando inclino mi presencia en tu presencia, siento que al fin puedo decantar el frío de mi dolor? Río Uruguay. Concepción del Uruguay. Entre Ríos