Saber que estás allí
Todo se mueve en tu tiempo. He olvidado el mío. Ya no desaparezco buscando el misterio. Elijo lo conocido, el hábito de caminar descalza por la galería y si mi alegría se cae y se rompe, saber que estarás ahí para unirla. Las palabras dejaron de mirar lejos. Prefieren tu cercanía. Veo dormir una paloma. Me conmueve comprobar que también, como ella, siento la misma paz cuando caen las sombras y me abrazas. No me gusta esta ciudad, pero amo sus esquinas y el silencio que le inventas. Algo de mágico tiene este amor, eso de cubrir lo que antes me dolía con un manto de infinito alivio. Es bueno poder dormirse al fin sin que un nombre me reclame que me asome a su abismo. Es bueno dormirse, sumergirse en el lecho amarillo de los sin pensamientos, porque sé que allí estás, azul y cristalino, velando mi sueño.