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No escribo para vos

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Ni una palabra, un párrafo, un verso. Eres parte de mí, no sales de mí. Por eso no escribo para vos. Hacerlo, sería sacarte fuera, exiliarte de mí,  " desaliciarte" Me abrazas en cada adjetivo. Me inquietas en los sustantivos. No soy dueña de lo que escribo. Grita tu ser en cada oración. Todas las voces que oculto, son voces que usurpas, para doblarme a tu instinto. No escribo para vos, escribo por vos. Alaridos de vos mismo, se convierten en mis poesías. Cierro el puño, no quiero seguir escribiendo, pero tu recuerdo abre mi mano. Cierro mis ojos, no quiero mirarte, pero la oscuridad te acerca hasta quemarme. Todos lo que escribo es navegado por vos. Es mejor que ya no me resista, quizás así,   en alguna poesía, me encuentre sola, escribiendo algo que me interese a mí… 

Hoy no vi volar a los pájaros

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Me pierdo en sus vuelos como me pierdo en los míos. Pero hoy no los ví, hoy no volaron para mí. Y es tan difícil seguir viviendo… No concibo este mirar lejos y no verlos. Me puede tanto silencio. Hasta las nubes que adivino tienen forma de alas cayendo ¿ Y qué decir del cielo? Parece morir en un paisaje gris "Día y noche" Escher como gris es este país sin pájaros dibujando mi Universo. 

De tu ausencia

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Tanta libertad para entregar y una ternura infinita que se marcha con el viento. Todas son puertas abiertas, todas, pero nadie espera al cruzarlas. Las cierro una a una, acepto este frío de sombras nacidas al nombrarte. Dejo fuera los disfraces, mi enojo, los regalos que tenía para darte. Bebo el vino que había servido, ya sabe a ausencia. Como sabe a ausencia el pan recién horneado. Lástima, el alba siempre gusta de las fiestas Pero esta vez es mejor que nos encerremos las dos, antes que sea de día y nos tome por sorpresa la vergüenza. 

De los cipreses

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 Llueve en marzo. Soledad en el campo. Esa soledad que se divierte al colgarse y crujir en todos los rincones que sabemos desocupados.  Los cipreses luchan con el viento, se doblan, se abofetean entre ellos, tiemblan y se hacen trizas entre las nubes. Tan altos son.  Sé que en algún momento caerá alguno y si cae uno, caen todos, porque están tan juntos, como están las penas pequeñitas, esas que se abrazan unas a otras, cosa de hacerse fuertes para no desaparecer. Pero no. No ceden, luchan, se aferran a la tierra, figuras delgadas, oscuras.  En su dolor parecen majestuosos, no piden ayuda. Es conocido el orgullo de los cipreses, prefieren morir sin que nadie lo note, aunque sus raíces vibren pidiendo desprenderse de una vez.  Los cipreses. Van Gogh Los cipreses no gritan, dejan que el viento tape ese grito y los aniquile. A veces, cuando hablan de fantasmas pienso en los cipreses.  Algo tienen que no me consuela verlos, algo distinto a todos los árboles.  Ellos no

Juguemos a ser luces

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¡Vamos! ¡Vamos! Juguemos a ser luces Que las sombras se pierdan en la esquina del llanto. Hablemos de otros tiempos. De ese querer ser de la flor, ese pensarse cierta antes de ser pimpollo. Como el viento, se cree cierto siendo suspiro. O la palabra nacida antes de ser pronunciada. No importa el cuándo, importa el cómo, importa el milagro abriéndose en el cielo del amor viviendo más allá del final.

La poesía es presagio y es verdad abreviada

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Se puede dibujar el dolor más grande entre los versos, pero no deja de ser ese dolor, inmenso por ello. Y como aquel que necesita tomarse un trago para decir su gran verdad, el poeta hace uso de su arma para gritarla de la mejor manera que sabe. Según dicen algunos,  muchas de mis poesías son “encriptadas”,  quizás sea una manera defensiva de vestir a la angustia, ese paradójico instinto de preservar el alma.  Leer poesía produce alivio. Cuando es poesía, alivia, no cansa, es viento ágil acompañando vivencias, es como si de pronto tuviésemos toda la vida del poeta en una rueda, girando en la oscuridad, cuando leemos una poesía suya, un haz de luz cae sobre una parte de su vida y nos permite verla, padecerla, adelantarnos a la próxima o disfrutarla plácidamente. Mientras el poeta nos siga entregando su poesía, el telón jamás caerá. Esa extraña manera de identificarnos con él, comprenderlo, soplar vientos favorables para que se le acerque la inspiración, jugar con el poeta e ilu

Para que la distancia no sea ausencia

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Esta distancia, no es distancia, es más que eso, pero menos que la ausencia, es quien me ayuda a convivir con la certeza de que no alcanzaremos la plena presencia . Por eso intento cubrirte con ella, para que no creas que nunca seré para que me pienses y esperes, aunque los dos sabemos que jamás llegaré. Y si estoy feliz, eres parte de ello. Si me entristezco, también. No te falto nunca, aunque no me tienes Te enseño todo de mí, para que me sueñes Lo que mis ojos ven, eso ves. Lo que mis pies recorren, eso recorres. Si escribo es para que me leas. Si leo es para que me oigas. Si amo es para que me ames Todo te enseño de mí, para acompañarte. Si uno de estos días no sé qué enseñarte,  me iré de aquí, sin avisarte.