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Bailarina de la cajita musical

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Alma que mira con ojos de antes el ahora. Labios buscando el amparo de otro fuego. Pies pequeñitos que tiemblan sobre este mundo incrédulo. No sólo las golondrinas huyen del frío. Ella también lo hace, suspira por un mar que no conoce. Y acurruca entre sus manos mariposas que pronto serán palabras para regalar a los enamorados. Mira un espejo en el que no se ve. Se pregunta si realmente regresó. El aire le canta al oído una canción que la hace temblar. Sonríe. Sabe que mientras le duela una canción estará viva, aunque los demás la crean muerta…

No importa qué, pero hagamos algo

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Sobrevivo a la tormenta

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No necesito nada… Una mañana prolongando la paz de aquellos que amo. La hora en que todo parece inmortal o mágico, dependiendo del silencio. Dejar que duerma lo insalvable, cerrarle las puertas. Despertarme sintiéndome invencible, aunque mis esfuerzos digan lo contrario. Somos como el humo que intenta despedirse de su hoguera, dibujamos señales en el camino para aquel que sepa descubrirlas. Hoy, que has marchado, siento algo así como si estuviese de duelo, es tanto este viento que no encuentra lugar en mi pecho. Y sobrevivo a la tormenta. Miro a los gorriones exigirme sus semillas, ellos que vienen de otros cielos, me cuentan de un eclipse que borronea estas letras dispersas.  Temo llamarte, tengo esa extraña certeza de un adiós sin regresos. Y no sé cómo sobornar a los sueños con los que regaste mi jardín secreto, sobornarlos para que no aparezcan, para que se marchen de una vez y al fin me dejen con mi país en el que debo avivar el fuego que alimenta la rosa e

Si piensas en mí

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Si piensas en mí, recorrerás una calle  llamada olvido, entre sus adoquines están mis palabras. Pero mira bien,  evita el descuido,  necesitas cautela para que se abran.  Si piensas en mí, descubrirás mi huella en tu almohada. Porque no me he ido, estoy a tu lado, tendida, cercana, tuya, desdoblada. Es a la que extraño. Contigo he quedado. Si piensas en mí, no te detengas, no reprimas tus pasos. Pensarme nada tiene que ver con lazos. Es liberarte de toda atadura. Es volar sin miedo a las alturas. Si piensas en mí, encontrarás nubes y cielo en donde pintarme. Borrarás aquellos detalles que quise callarme. Dibujarás a la luna entre insomnio y madrugada  y con tus propias manos, tallarás mi llegada. Si piensas en mí, me acostaré de lado hasta que te duermas. Te susurraré al oído, te hablaré de treguas. Me haré pequeñita, me abrazaré a tu sueño y naceremos los dos en un mundo sin dueños. Si piensas en mí... No temas, pensarme no

Azucenas alumbrando

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Me llega el encuentro               sin poder tocarte. Mirarme en tus ojos               sin tu reflejo. Nombrarte. Perecer al hacerlo. Tiendo mis manos, sábanas vacías. Mes de azucenas alumbrando mi pecho. Un mundo incierto y muchos puertos. Perfil de auroras estremecidas                                              ... en tu recuerdo.

De mi sobrino, Juan Rizzo y su "Gualicho de Papel" (y de mi orgullo de ser su tía)

Gualicho de Babel Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros . (J.L. Borges) Es un poco bobo. Y bastante vulgar. Es supersticioso, anticuado, y quizás es todo un signo de nuestra derrota, de nuestra mala conciencia. Es casi pornográfico. También es lo más cercano que algunos nos sentimos al hogar. Es el inexplicable entusiasmo que nos asalta cuando vemos tantos libros juntos. Viernes. Apenas pasadas las cinco de la tarde. El cielo amenaza pero el calor se mantiene. Ahí están. Las mismas carpas en cuyo interior se despliegan a veces las delicias culinarias de diversas colectividades. Las mismas carpas en las que, en ciertas fechas, se puede adquirir toda una gama de pintorescas artesanías de garantizada inutilidad. Esta vez se juzgó imprescindible asignarle a cada una su correspondiente número romano y bautizarlas con nombres de autores argentinos

Octubre

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Octubre habla del rocío deshaciéndose al sol y de un mar que no conozco pero visita mis sueños cada noche. Las horas persisten en su manta azul, traman con firmeza los segundos, no quieren que las sombras puedan destejerla. Como el desamor, puede destejerlo todo, hasta aquello que alguna vez creí verdad. Es mejor así, puedo regresar una y otra vez viendo mañanas como si fuesen las primeras, sin presentir el final, aunque de mis ojos alguna lágrima intenta liberarse, pero no comprendo su razón de ser. Así ha de ser el olvido...