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No hay lugar para las sombras entre el río y tus besos

Un segundo perdiéndose en una flor,   tu recuerdo perfumando sus pétalos. El río se cubre de espejos.  Las palabras son la espuma y tus besos el puerto. Quizás sea el agua la que borre mis versos,  pero entre las piedras quedará el fuego. Canta el río su canción de entrega, nuestros cuerpos no aceptan la ausencia.  Nos miramos en el reflejo y nos sentimos perfectos Como perfecto es el amanecer, el deseo y la danza de los nenúfares entre tu pelo.  No hay lugar para las sombras entre el río y tus besos.

¿Ama de casa? o ¿Alma de casa?

De existir una escuela de Amas de casa, seguramente yo me habría llevado casi todas las materias a marzo, traería de años anteriores Planchado, Barrido y Limpieza. Quizás habría aprobado con notas satisfactorias Planeamiento del menú, Economía Doméstica y  Cocina (pero para ciegos, porque la unidad presentación culinaria ,  tendría un cero). Quienes me conocen, no me exigen, como los padres cuyo hijo jamás les trajo una buena nota, al final por cansancio dejan que haga lo que pueda, "mientras no repita el año..."   Cada tanto escucho en tono de sorpresa un:  "¡pero está bien limpio!", "ohh , le salió exquisito”.  Mi problema es que me distraigo, con las plantas, los pájaros, los versos, la lluvia o los mil intentos por mejorar los instantes. Por eso me disculpan, porque saben que “soy así”. Yo no quiero que  gastes tu dinero invitándome a salir, o en joyas o ropas caras, sólo te pido que me ayudes a ordenar el ropero.  Dirás “no es mucho lo que pi

Hoy es el día de...

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Amaneció puro cielo, sin mezclas de grises, como si el azul fuera al único que atienden allá arriba.  Cuando las nubes faltan, me falta papel y  lápiz para imaginar lo que quiero. No se puede ser poeta sin movimiento.  Quizás los ángeles dejaron por un rato de escribir sus mensajes, se cansaron de luchar con el viento o con el agua que descuida sus plumas. E starán de paro, no es raro que en este país, hasta los ángeles decidan quedarse de brazos cruzados. Se habrán contagiado. Suerte que aparecen mariposas habitando la altura.  Traen globos, guirnaldas y papelitos de colores. Y yo que me quejaba de este día sin movimiento... No sabía que hoy se celebraba  el día de los besos mariposa.  Ellas vienen hasta la tierra a enseñarnos que ningún beso es igual  a otro. El beso mariposa es el que nos permite descifrar la ternura de un golpe. Como suave es su beso, suave también es la caricia que se nos multiplica por dentro. Cuando recibimos un beso mariposa, sentimos que lo

Cipreses y nido

Dicen los cipreses que el silencio de la noche es menos silencio, y  que si me abrazo a ellos escucharé latir el corazón de los pájaros. Ese latir dejará en mi tristeza  una canción de cuna ,  se ovillará en forma de nido y  me hará dormir como cuando mi abuela m e acariciaba el pelo y  reunía las estrellas en el cielo para que yo las contara hasta donde sepa: "Una, dos... cien ¿te dormiste abu?".  Me dormía al saberla dormida.  Descubro que su ternura es ese nido del que hablan los cipreses, ovillándose  en mi alma, liberador de toda tristeza.            Nido al que regreso cada vez que mi corazón quiere darse por vencido:

Viento

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El viento es la causa de todo. Cuando estoy por tomar una decisión importante, debo cerrar mis ojos porque sopla tan fuerte que temo la aparición de algo que aún no sé bien lo que es. No hablo de lo que no tiene fin, ni de la posibilidad de la redención. Hablo de algo que  aparece con el viento, como si de pronto creyese en lo que nunca creí, como por ejemplo los Reyes Magos o el ángel guardián. Cierro los ojos, temo que me desnude por dentro, mi historia, mi tiempo.  Quisiera comprender lo que no comprendo, esos deseos de irme sin tener que mirar atrás, sin tener  que llevar la búsqueda de milagros como motivo para incentivar los pasos. Y si alguien se marcha, recibo su partida siempre con el viento, antes que la  palabra.  Cinemagraph Sí, es el viento el que me dice justo  lo que necesito oír

¿Imprescindibilidad?

Es bueno sentir bronca,  miedo o impotencia. Es la manera que tenemos de iluminar lo que vendrá. Lo difícil es quedarnos paralizados, sin reacción, sin ganas de nada, algo parecido al deseo de no despertar. A veces,  cuesta darnos cuenta. Es tanto nuestro dolor que nos alejamos del otro, el que nos quiere tomar entre sus brazos para consolarnos, y lo herimos para que se vaya, porque  sabemos hacerlo, porque estamos tan convencidos que a nosotros nada nos derribará, tememos que al  reconocer nuestra necesidad de lágrimas pueda llevarnos a reconocer la integridad de ese dolor.   Herimos al otro pero sólo desviamos la daga, el enemigo en ese instante no es el otro, somos nosotros pero no podemos descubrirlo,  la verdad está dañada por la convicción de la imprescindibilidad.

Venganza verde

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Vivo en un barrio seguro, creo que esta seguridad es por dos motivos: La primera, mi casa está a metros del cementerio más grande de Córdoba (nada hay tan seguro como la muerte) y la segunda, los amigos de lo ajeno al comprobar que ya no hay nada más por robar aquí, decidieron cambiarse de barrio,  se fueron a probar mejor suerte. Los vecinos de mi barrio son gente tranquila, amables, de esos que saludan siempre y preguntan con interés cómo nos va. Quizás sea porque a mí jamás me interesó el chisme, pero en eso, este barrio no se parece a los demás,  vivimos sin molestar al otro y si alguno necesita algo, allí estamos… o así estábamos. Hace unos días todo ha cambiado, la vecina de enfrente ya no me pregunta si irá a llover o si sé algo de un amigo en común, parece no verme, si me acerco, se aleja. Cuando voy  entrando a casa, el vecino de al lado grita “¡perra desgraciada!”, simulando estar enojado con su caniche que le rompe las plantas. El pastor, quien edificó para arriba, quizás