Todo se cotiza, hasta una sonrisa, cuanto más blancos sean tus dientes, más valen en mercado. Tu mirada, si te compraste el último delineador que te brinda ese aire de misterio, se puede vender mejor que aquella mirada que tienes cuando recién despiertas. Todo está etiquetado o le han puesto el código de barras. El aire, antes no se compraba, ahora vas a ciertos lugares y te cobran un plus porque está oxigenado con no sé qué cosa. Las palabras también se compran, depende para qué ocasión. Vienen por internet, por celular, por donde quieras, también te cobran, para decirle algo romántico a tu novio, para enviarle alguna canción, una idea brillante, etc. Quiero que este sol recién salido sea mío, sin ninguna condición. No vaya a ser que esa paloma que observa amenazadora, sea la encargada de cobrar por cada rayo que reciba... Por eso me gustan los blogs, éstos, los de ustedes, los que escriben por que sí, sin recibir nada a cambio, sin esperar una retribución por cada pala