Esperando en el muelle.
Cantas himnos de regreso. Mi ajustada ansiedad detiene el paso. Muchas soledades modelan tantas noches, temo no acostumbrarme a tu risa. La ternura resbala entre los pliegues de este verano en sombras y se lleva pájaros de plumajes en los que brillan destinos cruzados. De todas formas, te releo: “¿Me crees cuando digo vivir entre tus besos? No impugnes la multitud de caricias que esperan derrocar tu silencio. Recuerda que soy obstinado, en mí se reúnen todos los caminos en una sola dirección… no te interpongas.” No sé de qué manera interferí, pero te marchas a otros paisajes que no tengan pañuelos en alto. Quedaré en el muelle resistiendo el adiós, tengo tantos adioses acumulados... Difícil será el regreso a casa, no sé cómo haré para decidir mi rumbo. Buscaré en el agua algún mensaje donde me sigas prometiendo el infinito, por eso permaneceré horas vigilando el horizonte, quizás decidas que aún no es tiempo de seguir tu destino golondrina, quizás comprendas que también es bueno el des